Verso Lucas 10:20. Porque sus nombres están escritos en el cielo... Esta forma de hablar está tomada de la antigua costumbre de escribir los nombres de todos los ciudadanos en un registro público, para que se conozcan las distintas familias y se conserven adecuadamente las herencias. Esta costumbre se sigue observando incluso en estos reinos, aunque no se note especialmente. Se ordena que se inscriba a todos los niños que nacen en el país, con los nombres de sus padres y el momento en que nacieron, se bautizaron o se inscribieron; y este registro se mantiene generalmente en la iglesia parroquial o en algún lugar público de seguridad. Un registro como éste se llama en Filipenses 4:3; Apocalipsis 3:5, el libro de la vida, es decir, el libro o registro donde se inscribían las personas a medida que llegaban a la vida. También parece probable que cuando una persona moría, o se comportaba de manera impropia, su nombre era buscado y borrado del libro, para evitar cualquier confusión que pudiera ocurrir como consecuencia de que personas impropias reclamaran un patrimonio, y para separar a los indignos de los derechos y privilegios de los ciudadanos pacíficos y rectos. A esta costumbre de borrar los nombres de las personas fallecidas y desordenadas de los registros públicos, parece haber alusiones, Éxodo 32:32, donde ver la nota y Apocalipsis 3:5; Deuteronomio 9:14; Deuteronomio 25:19; Deuteronomio 29:20; 2 Reyes 14:27; Salmo 69:28; Salmo 109:13 y en otros lugares.

 

 

 

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