Versículo 33. Este versículo y los dos siguientes contienen una serie de preguntas, introducidas muy apropiadamente y urgidas muy poderosamente, que tienden a mostrar la seguridad del estado de aquellos que han creído en el Evangelio de la gracia de Dios. Expondré estos versículos tal como los señalan los mejores críticos griegos. 

"¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Quién es el que condena? - Cristo, que murió o, más bien, quién ha resucitado,  Él, que está a la derecha de Dios, Él, que intercede por nosotros, ¿Quién nos separará del amor de Cristo? - ¿Tribulación? ¿O angustia? ¿O persecución? ¿O hambre? ¿O desnudez? ¿O peligro? ¿O espada? En todas estas preguntas, el apóstol da a entender que si ni DIOS ni CRISTO quieren presentar ninguna acusación contra los que le aman, ningún otro podría hacerlo. Y como Dios justifica por medio de Cristo que murió, en consecuencia ninguna acusación puede recaer sobre estas personas, ya que sólo Dios podría producir alguna; y Él, lejos de hacer esto, los ha justificado: les ha perdonado libremente sus delitos.

Para el significado y sentido propio de los términos elegidos, escogidos, llamados, etc., véase el discurso prefijado a esta epístola y especialmente la sec. vi. p. 19, c., y la sec. vii. p. 23, c.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad