(8) Pero a los demás les hablo yo, no el Señor: Si algún hermano tiene una mujer incrédula, y ella se agrada de vivir con él, no la repudie.

(8) En octavo lugar, afirma que los matrimonios que ya se contraen entre un fiel y un infiel o infiel, son firmes: para que los fieles no abandonen a los infieles.

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