(15) Si alguno ve a su hermano pecar un pecado [que no es] de muerte, (l) pedirá, y le dará vida por los que pecan no de muerte. Hay un pecado de muerte: no digo que ore por él.

(15) Tenemos que hacer oraciones no solo por nosotros mismos, sino también por nuestros hermanos que pecan, para que sus pecados no sean para muerte; y sin embargo, él exceptúa el pecado que nunca es perdonado, o el pecado contra el Espíritu Santo, que es para decir, un apartamiento universal y voluntario de la verdad conocida del evangelio.

(l) Esto es como si dijera, que pida al Señor que lo perdone, y él lo perdonará si se lo pide.

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