(5) Ahora os mandamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la tradición que él recibió de nosotros.

(5) En cuarto lugar, dice que las personas ociosas y perezosas no deben ser sostenidas por la Iglesia; de hecho, no deben ser soportados.

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