Habiéndonos dado a conocer el (m) misterio de su voluntad, (13) según la buena voluntad que se había propuesto en sí mismo:

(m) Porque a menos que el Señor nos hubiera abierto ese misterio, nunca podríamos haberlo soñado nosotros mismos.

(13) No solo la elección, sino también el llamado procede únicamente de la gracia.

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