(18) Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

(18) Un precepto general contra todo exceso de afectos que moran en esa parte de la mente, que ellos llaman "airado", y contra ellos los medios contrarios. Y usa un prefacio sumamente contundente, cómo debemos cuidar de no contristar al Espíritu Santo de Dios por nuestra inmoderación y desmesura, que habita en nosotros hasta el fin de moderar todos nuestros afectos.

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