Para que él pudiera presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, (o) sin mancha, ni arruga, ni nada por el estilo; sino que sea santo y sin mancha.

(o) La Iglesia, tal como se la considera en sí misma, no estará exenta de arrugas antes de llegar a la meta a la que apunta: porque mientras está en esta vida, corre en una carrera. Pero si se considera en Cristo, es limpio y sin arrugas.

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