(7) Siervos, obedeced a los que son [vuestros] amos (8) según la carne, con (d) temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;

(7) Ahora desciende a la tercera parte de la familia, es decir, al deber tanto de los amos como de los sirvientes. Y muestra que el deber de los sirvientes consiste en un amor sincero y una reverencia por sus amos. (8) Él modera la agudeza del servicio, en el sentido de que son espiritualmente libres a pesar de que son siervos, y sin embargo, esa libertad espiritual no quita el servicio físico: de tal manera que no pueden ser de Cristo, a menos que sirvan a sus amos voluntaria y fielmente, tanto como puedan con la conciencia tranquila.

(d) Con cuidadosa reverencia: porque el temor servil no es permisible, y mucho menos en los siervos cristianos.

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