Y creó Dios las grandes ballenas y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron en abundancia, según su especie, y toda ave con alas según su especie; y vio Dios que [era] bueno.

(q) Los peces y las aves tuvieron ambos un principio, en el que vemos que la naturaleza cede su lugar a la voluntad de Dios, en el sentido de que uno se hace volar en el aire y el otro nadar en el agua.

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