(2) Luego vino a una ciudad de Samaria, que se llama Sicar, cerca de la parcela de tierra que Jacob le dio a su hijo José.

(2) Cristo, dejando a los orgullosos fariseos, comunica los tesoros de la vida eterna con una pobre mujer pecadora y forastera, refutando los graves errores de los samaritanos y defendiendo el verdadero servicio de Dios, que fue entregado a los judíos, pero aún en de tal manera que aquí llama tanto a los samaritanos como a los judíos de regreso a sí mismo, como uno a quien solo todos los padres, y también todas las ceremonias de la ley, miraban y respetaban.

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