(9) ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? que muestre sus obras por su buena conducta con mansedumbre de sabiduría.

(9) La octava parte, que va con la primera, con respecto a la mansedumbre de espíritu, contra la cual pone envidia y una mente contenciosa: al principio cierra la boca de la fuente principal de todos estos males, es decir, una falsa persuasión de sabiduría, mientras que, sin embargo, no existe la verdadera sabiduría, sino la celestial, que moldea nuestra mente para todos los tipos de verdadera disciplina y modestia.

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