Cuando vayas a la casa de Dios, guarda tu pie, y estarás más dispuesto a oír que a dar el sacrificio de los necios, porque no se dan cuenta de que hacen el mal. (2) No te apresures con tu boca, ni tu corazón se apresure a decir nada delante de Dios; porque Dios está en los cielos, y tú en la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.

Quizás Salomón tenía en cuenta la situación de Moisés en la zarza, y de Josué, ante el capitán del ejército del Señor, junto a Jericó. Éxodo 3:5 ; Josué 5:13 . Pero guardar el pie, al entrar en la casa de Dios, ciertamente conlleva una referencia a los correspondientes afectos propios de un verdadero adorador espiritual.

Bajo la dispensación del evangelio, podemos suponer que implica lo que nuestro Señor Jesús enseñó acerca de adorar a Dios, que es Espíritu, en espíritu y en verdad. Juan 4:23 .

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