Si un hombre engendra cien hijos y vive muchos años, de modo que los días de sus años sean muchos, y su alma no se llene de bien, ni tampoco tenga sepultura; Digo, que un parto prematuro es mejor que él. (4) Porque entra con vanidad, y se va en tinieblas, y su nombre se cubrirá de tinieblas. (5) Además, no ha visto el sol, ni ha conocido nada; éste tiene más descanso que el otro. (6) Sí, aunque vivió mil años contados dos veces, sin embargo no vio nada bueno: ¿no van todos a un mismo lugar?

El Predicador prueba aquí que la prosperidad, sin la gracia, aunque se alarga al período más grande, sólo tiende a aumentar la vanidad y la aflicción de la misma, a medida que se alargan los años. Y qué pensamiento tan melancólico es, que la continuación de esos poderes carnales, para la satisfacción de la carne, solo sirva para alejar el corazón más lejos de Dios, en lugar de llevar el corazón a Dios. ¡Lector! nada menos que la gracia puede lograr esto; y por lo tanto, debe seguirse innegablemente que sin la gracia, nada puede constituir felicidad.

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