REFLEXIONES

¡LECTOR! aprender de la historia de Pablo, en la búsqueda incesante de aquellos hombres por su sangre, la amargura del corazón en un estado de naturaleza, contra la doctrina de la gracia; y convénzase de que en cada individuo de los hijos caídos de Adán, el caso es el mismo. La mente carnal es enemistad contra Dios. ¡Oh! la bienaventuranza, cuando se saca de esta naturaleza de Adán, por la misericordia soberana; y traído a un conocimiento más sincero, con el Señor Jesucristo.

Nadie sino los que conocen la verdad, por experiencia personal de su poder omnipotente, como lo hizo Pablo, al tener parte en la primera resurrección, pueden, como él, disfrutarla. Pero, donde una obra salvadora de Dios el Espíritu Santo, ha tenido lugar en el alma, por regeneración; esa persona tendrá la misma confianza que tuvo el Apóstol, y con el mismo gozo santo, estará siempre hablando, como él, de Un Jesús, que estaba muerto, a quien el corazón afirma estar vivo.

¡Bendito Señor Jesús! sé eternamente amado y adorado, por tu gracia y sabiduría, impartidas a tu siervo Pablo, cuando así esté listo para ser devorado por sus enemigos. Ciertamente, Señor, fue tu fuerza; manifestado en la debilidad de las criaturas. Fue Jesús quien le enseñó, en ese momento, a hacer un llamamiento al César: aunque César no era más que Festo amigo de Pablo, o de su Señor. ¡Aquí, Señor, se cumplió tu promesa al darle una palabra y sabiduría que todos los adversarios de tu pobre prisionero no pudieron contradecir ni resistir! ¡Y así, en un momento, toda su política cayó al suelo! Y así lo está haciendo el Señor continuamente ahora, en medio de los ejercicios de su pueblo, por los cuales son más que vencedores, por medio de Aquel que los ama.

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