REFLEXIONES

NUESTRAS opiniones de Job en este capítulo son varias. En una parte, lo contemplamos en el ejercicio de la gracia. En otro bajo las inquietudes de la naturaleza. ¡Pobre de mí! ¿Qué es el hombre en sus más altos logros, cuando por un momento pierde de vista a JESÚS? ¡Mi hermano! si sabes algo de tu corazón, también sabrás, si es que el SEÑOR te ha vivificado, a una vida nueva y espiritual, que aún estás en el cuerpo; y un cuerpo de pecado y muerte, que arrastra el alma.

Gran parte de la naturaleza, así como de la gracia, está en el mejor de los santos. Si tienes el espíritu de CRISTO, también tienes un cuerpo de carne. Si tienes una fe fuerte, sabes lo que es tener corrupciones fuertes. Y por lo tanto, si no se impartieran comunicaciones perpetuas, para mantener viva el alma en medio de la basura de la corrupción, ¿qué creyente podría resistir por mucho tiempo a los muchos enemigos poderosos de su salvación, que tiene que encontrar?

Vemos a Job, en este capítulo, dando paso a mucha impaciencia. Pero será una visión provechosa del tema, si desde la visión nos vemos llevados a ver dónde está nuestra fuerza, y sólo por quién se guarda a los mejores hombres, de retrocesos similares. ¡Mi hermano! es JESÚS el único que guarda a su pueblo en la hora y del poder de la tentación; y tener un ojo fijo sobre él, vivir para él, creer en él, deleitarnos en él, permanecer pasivos en sus manos, bajo cada dispensación por más difícil que sea, estar complacidos con él como un amigo seguro cuando todas las cosas fruncir el ceño, como si se hubiera convertido en nuestro enemigo; depender de su palabra, de su fidelidad, de su verdad, cuando todo método por el cual pueda ser fiel parece por el momento estar perdido; y como el profeta, cuando las higueras florezcan y los frutos del campo se agoten; sin embargo, incluso entonces vivir de un DIOS inmutable en CRISTO, cuando todas las circunstancias externas cambian; esta, esta es la paciencia de los santos.

Esto es lo que le agrada a DIOS el PADRE, en la gracia de su amado Hijo, manifestada en la fe de su pueblo, y mientras el creyente así da gloria a DIOS, DIOS le dará paz al creyente. A los que me honran, dijo DIOS, yo honraré. ¡Oh! luego por la gracia de vivir para su gloria, tanto en las estaciones oscuras como en la luz, y para hacer a CRISTO todo y en todos.

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