REFLEXIONES

PRECIOSO SEÑOR JESÚS! ¿No eres tú la sabiduría de Dios, y el poder de Dios, para salvación a todo aquel que cree? ¿Y no ha descubierto todo hijo tuyo, que te ha encontrado, esa sabiduría, cuyo valor no se puede comparar con el topacio de Etiopía y todo el oro del Perú? ¿Y has enseñado real y verdaderamente a tu pueblo esta lección de sabiduría, que todas las enseñanzas de los hombres o de los ángeles, que no habías aprendido de ti, nunca hubieran podido descubrir? ¡Sí, bendito SEÑOR! Aunque estas cosas están ocultas a los sabios y prudentes, sin embargo, son reveladas a los niños por tu bendito ESPÍRITU.

¡Oh! dame para trazar los contornos de esa sabiduría que se manifiesta en ti; porque en ti están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento. Todo lo relacionado contigo en tu obra de redención abre una nueva fuente de riquezas en este tesoro. ¡Qué sabiduría se manifestó en ti, al establecerlo como nuestro glorioso Mediador! ¡Qué sabiduría en la constitución de tu gloriosa persona! ¡Cuánta sabiduría hay en todos tus caminos, palabras y obras! en todos tus oficios, relaciones y personajes salvadores! ¡Qué múltiple sabiduría de DIOS fue esa, bendito JESÚS, cuando tú fuiste hecho pecado por tu pueblo, cuando tu santa alma no conoció pecado, para que fueran hechos justicia de DIOS en ti! ¡Qué múltiple sabiduría se manifiesta en las glorias de tu persona, obra y justicia! ¡Qué maravillas de la sabiduría, para que se satisfaga la justicia, en la misma naturaleza que pecó; y, sin embargo, ese castigo debería sentar las bases para el honor y la gloria eternos.

¡Oh, precioso EMMANUEL! sé tú para mí todo lo que es sabiduría y conocimiento; porque todo lo que sale de ti y sin ti es ceguera e ignorancia. Y aunque ahora, tanto como siempre, para los hombres de razonamiento carnal y orgullo humano, como lo fuiste en la antigüedad para los judíos, piedra de tropiezo y necedad para los griegos; sin embargo, eres hecho de Dios para todo tu pueblo, sabiduría, justicia, santificación y redención; para que el que se gloría, se gloríe en el SEÑOR.

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