(9) Cuando Jesús se levantó temprano el primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la cual había echado siete demonios. (10) Y ella fue y les dijo a los que habían estado con él, mientras ellos lloraban y lloraban. (11) Y ellos, cuando oyeron que él vivía y que ella había sido visto, no creyeron.

No puedo evitar detenerme en esta visión de la gracia de CRISTO a María Magdalena, para que ella tenga el honor de contemplar al SEÑOR de la vida y glorificar al primero de todos sus redimidos, después que resucitó de entre los muertos. Y como añade el evangelista, de los cuales había echado siete demonios. ¿No parece insinuar, en lo que DIOS el ESPÍRITU SANTO ha considerado apropiado, que este acto de gracia de JESÚS se mencione al mismo tiempo, como si el SEÑOR de ese modo animara y consolara a todos y cada uno de sus más que los miembros ordinariamente afligidos, a esta conclusión, que donde el pecado abunda, la gracia abundará mucho más? Todos los redimidos de CRISTO tendrán las muestras de amor de JESÚS; pero al que más aflige Satanás, CRISTO consolará más abundantemente.

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