Podemos dividir este Capítulo en tres grandes partes. La primera, en la que el Espíritu Santo le indica a Israel su caída y muestra qué método debe tomar para buscar al Señor para un recobro. El segundo expone las misericordiosas garantías del Señor de perdón, misericordia y paz. Y el tercero representa los efectos benditos que tienen lugar en el alma, cuando el Señor ha dado gracia y fe, y es pacificado a Israel por todo el mal que ha hecho, en la rica salvación del Señor.

Estos tres versículos contienen la primera de esas doctrinas. El Capítulo comienza con un relato fiel de la caída de Israel y un llamado a regresar con la misma gracia. Y el método a ser adoptado se muestra al venir al Señor, con una petición ferviente para que el Señor quite toda iniquidad. ¡Lector! marque este método del regreso de cada pecador, porque es el método del propio Señor. No podemos acercarnos al Señor después de nuestra caída, hasta que el Señor venga primero a nosotros.

No podemos decirle nada al Señor, sino lo que el Señor nos dijo primero. Si lo amamos es porque él nos amó primero. Y cuán bienaventurado es contemplar las obras del Espíritu Santo en el corazón, cuando el pobre penitente llega al estrado del propiciatorio, renunciando a toda justicia propia, a todos los Ashures de excelencia creada, y humillándose al pie de la cruz, clamando: Señor, salva, o perezco.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad