¡Qué versículo tan bendito hay aquí! En medio de toda la oposición y contradicción de los pecadores contra sí mismo, Jesús manifestó ese carácter por el cual Jehová lo había señalado a la iglesia por medio del profeta; Serás llamado Reparador de portillos, Restaurador de caminos para habitar; Isaías 58:12 . Pero, ¿qué fue lo que Cristo restauró? No, todo eso se perdió.

Adán, por el pecado, había quitado la gloria de Dios y su propia gloria y felicidad. Le había robado a Dios su gloria, la ley de Dios lo que le correspondía, él mismo de la imagen de Dios y del favor de Dios. El pecado había traído la muerte, espiritual y eterna; y él y toda su descendencia estuvieron temblando expuestos a la miseria eterna. Todo esto y más, Jesús restauró. Como Fiador del hombre y Representante del hombre, llamado a esos oficios por la autoridad de Jehová, el Señor Cristo restauró a Dios su gloria, y al hombre la imagen y el favor de Dios; y habiendo destruido el pecado, la muerte, el infierno y la tumba, restauró a sus redimidos un paraíso mejor que el que nuestra naturaleza había perdido. ¡Granizo! oh, bendito Restaurador de todos nuestros privilegios perdidos hace mucho tiempo.

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