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Bajo varias similitudes muy llamativas, se señala la Persona de Cristo y su obra redentora. Este Salmo es aún más notable porque el mismo enemigo maldito, en sus tentaciones de Cristo, no dudó en no citarlo, refiriéndose a Cristo.

Salmo 91:1

Me atrevo a creer que el Espíritu Santo no tenía otro objeto en la mira, al dictar este Salmo, que referir todo lo que aquí se dice a la persona de Cristo, como la gran Cabeza y Fiador de su pueblo; y, bajo esta idea, se abre con uno de los temas más sublimes que la Iglesia pueda contemplar; es decir, el amor de Jehová por la persona de Cristo, ¡como el Mediador de su iglesia y su pueblo!

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