• Eclesiastés 1:12

    Yo, el Predicador, fui rey de Israel en Jerusalén.

  • Eclesiastés 1:13

    Y dediqué mi corazón a investigar y a explorar con sabiduría todo lo que se hace debajo del cielo. Es una penosa tarea que Dios ha dado a los hijos del hombre para que se ocupen en ella.

  • Eclesiastés 1:14

    He observado todas las obras que se hacen debajo del sol, y he aquí que todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.

  • Eclesiastés 1:15

    Lo torcido no se puede enderezar y lo incompleto no se puede completar.

  • Eclesiastés 1:16

    Yo hablé con mi corazón diciendo: “He aquí que yo me he engrandecido y he aumentado mi sabiduría más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén, y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y conocimiento”.

  • Eclesiastés 1:17

    Dediqué mi corazón a conocer la sabiduría y el conocimiento, la locura y la necedad. Pero he entendido que aun esto es conflicto de espíritu.

  • Eclesiastés 1:18

    Porque en la mucha sabiduría hay mucha frustración y quien añade conocimiento añade dolor.

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