• Filipenses 3:8

    Y aún más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor. Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura a fin de ganar a Cristo

  • Filipenses 3:9

    y ser hallado en él; sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo; la justicia que proviene de Dios por la fe.

  • Filipenses 3:10

    Anhelo conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar en sus padecimientos, para ser semejante a él en su muerte;

  • Filipenses 3:11

    y de alguna manera, me encontraré en la resurrección de los muertos.

  • Filipenses 3:12

    No quiero decir que ya lo haya alcanzado ni que haya llegado a la perfección, sino que prosigo a ver si alcanzo aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús.

  • Filipenses 3:13

    Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante,

  • Filipenses 3:14

    prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

  • Filipenses 3:15

    Así que, todos los que hemos alcanzado la madurez pensemos de este modo; y si piensan otra cosa, también eso nos lo revelará Dios.

  • Filipenses 3:16

    En todo caso, sigamos fieles a lo que hemos logrado.

  • Filipenses 3:17

    Hermanos, sean imitadores de mí y presten atención a los que así se conducen, según el ejemplo que tienen en nosotros.

  • Filipenses 3:18

    Porque muchos andan por ahí, de quienes les hablaba muchas veces, y ahora hasta lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo.

  • Filipenses 3:19

    El fin de ellos será la perdición, su dios es su estómago, su gloria se halla en su vergüenza, y piensan solamente en lo terrenal.

  • Filipenses 3:20

    Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos ardientemente al Salvador, el Señor Jesucristo.

  • Filipenses 3:21

    Él transformará nuestro cuerpo de humillación para que tenga la misma forma de su cuerpo de gloria, según la operación de su poder, para sujetar también a sí mismo todas las cosas.

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