• Jeremias 2:16

    Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te rompieron el cráneo.

  • Jeremias 2:17

    ¿No te ha sobrevenido esto porque abandonaste al SEÑOR tu Dios cuando él te conducía por el camino?

  • Jeremias 2:18

    Ahora pues, ¿qué tienes tú que ver con el camino de Egipto, para que bebas las aguas del Nilo? ¿Y qué tienes que ver con el camino de Asiria, para que bebas las aguas del Río?”.

  • Jeremias 2:19

    El SEÑOR Dios de los Ejércitos dice: “Tu maldad te castigará, y tu apostasía te condenará. Reconoce, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber abandonado al SEÑOR tu Dios y el no haberme temido.

  • Jeremias 2:20

    Porque desde hace mucho quebraste tu yugo y rompiste tus coyundas. Dijiste: ‘¡No serviré!’. Ciertamente sobre toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso te echabas tú, oh prostituta.

  • Jeremias 2:21

    Yo te planté como una vid escogida, como una simiente del todo verdadera. ¿Cómo, pues, te me has convertido en una cosa repugnante, en una vid extraña?”.

  • Jeremias 2:22

    El SEÑOR Dios dice: “Aunque te laves con lejía y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá delante de mí.

  • Jeremias 2:23

    ¿Cómo puedes decir: ‘No estoy contaminada; nunca anduve tras los Baales’? Mira tu proceder en el valle; reconoce lo que has hecho, oh camellita liviana que entrecruza sus caminos.

  • Jeremias 2:24

    Eres un asna montés, acostumbrada al desierto, que en el ardor de su deseo olfatea el viento. Estando en su celo, ¿quién la detendrá? Todos los que la busquen no tendrán que fatigarse, pues la hallarán en su ardor.

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