• Lamentaciones 1:8

    Gran pecado ha cometido Jerusalén, por lo cual ha llegado a ser cosa inmunda. Todos los que la honraban la desprecian, porque han mirado su desnudez. Ella también suspira y se vuelve atrás.

  • Lamentaciones 1:9

    Su inmundicia está en sus faldas; no tuvo en cuenta su final. Asombrosamente fue traída abajo y no hay quien la consuele. “Mira, oh SEÑOR, mi aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido”.

  • Lamentaciones 1:10

    Su mano extendió el adversario a todas sus cosas preciosas, cuando ella vio entrar en su santuario a las gentes, de quienes mandaste que no entraran en tu congregación.

  • Lamentaciones 1:11

    Todo su pueblo busca el pan suspirando. Dieron todas sus cosas preciosas por la comida para recobrar la vida. “¡Mira, oh SEÑOR, y ve que he sido despreciada!

Continúa después de la publicidad