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Tú has visto, oh SEÑOR, mi opresión; defiende mi causa.
             
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Tú has visto toda la venganza de ellos, todos sus planes contra mí. 
             
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“Tú has oído, oh SEÑOR, la afrenta de ellos, todas sus maquinaciones contra mí,
             
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los dichos de los que se levantan contra mí y sus diarias murmuraciones.
             
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Su sentarse y su levantarse observa; yo soy el objeto de su copla. 
             
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“Dales, oh SEÑOR, su retribución según la obra de sus manos.
             
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Dales endurecimiento de corazón; venga sobre ellos tu maldición.
             
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Persíguelos, oh SEÑOR, en tu furor y destrúyelos debajo de tus cielos”. 
             
            
    
    
    
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