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Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, porque desfallezco. Sáname, oh SEÑOR, porque mis huesos están abatidos.
             
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También mi alma está muy turbada; y tú, oh SEÑOR, ¿hasta cuándo?
             
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Vuelve, oh SEÑOR; libra mi alma. Sálvame por tu misericordia
             
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porque en la muerte no hay memoria de ti; ¿quién te alabará en el Seol?
             
            
    
    
    
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