Y se volvió, y los miró, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osas del bosque, y tara cuarenta y dos hijos de ellas.

Él... los maldijo en el nombre del Señor. No en un arrebato de irritación, ni por un impulso de resentimiento vengativo, sino como ministro de Dios, previó solemnemente en su nombre el terrible destino que, como juicio providencial, estaba a punto de alcanzar a estos idólatras.

Salieron dos osas. Pertenecían al Ursus Syriacus, el representante palestino del Ursus Arctos del norte de Europa. Fue encontrado por Hemprich y Ehrenberg en una de las cumbres del Líbano; y según el Dr. Thomson ("Tierra y Libro"), todavía se encuentra en las altas montañas de esa parte del país. El espantoso juicio que les sobrevino fue la interferencia de Dios para sostener a su recién investido profeta.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad