Cuídate de no caer en la trampa siguiéndolos, después de que sean destruidos delante de ti; y que no preguntes por sus dioses, diciendo: ¿Cómo sirvieron estas naciones a sus dioses? aun así yo haré lo mismo.

Cuídate de no caer en la trampa... diciendo: ¿Cómo sirvieron estas naciones a sus dioses? Los israelitas, influenciados por el miedo supersticioso, se esforzaron demasiado a menudo por propiciar a las deidades de Canaán. Su educación egipcia les había inculcado tempranamente la noción de un conjunto de deidades locales, que esperaban sus cuotas de todos los que venían a habitar el país al que honraban con su protección y resentían severamente el descuido del pago en todos los recién llegados (Warburton).

Teniendo en cuenta la prevalencia de esta idea entre ellos, vemos que contra las influencias seductoras tanto de la idolatría egipcia como de la cananea se dirigió toda la fuerza de la saludable advertencia con la que se cierra este capítulo (cf. Deuteronomio 18:10 ; Deuteronomio 19:10 ; Salmo 106:38 ).

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