Entonces miré, y vi que en el firmamento que estaba por encima de las cabezas de los querubines apareció sobre ellos lo que parecía una piedra de zafiro, como la apariencia de un trono.

Como la apariencia de una piedra de zafiro, como la apariencia de un trono. El trono de Yahweh apareciendo en medio de los juicios ( Ezequiel 9:1 ) implica que, cualesquiera que sean las agencias intermedias empleadas, Él las controla, y que todo fluye como una consecuencia necesaria de Su santidad esencial.

Los querubines, también llamados "seres vivientes". La repetición de la visión implica que los juicios se acercan cada vez más. Estas dos visiones de la Deidad se otorgaron al principio de la carrera de Ezequiel para capacitarlo para ser testigo de la gloria de Dios en medio de su pueblo olvidado de Dios, y para sellar la verdad en sus anuncios; también para significar la eliminación de la manifestación de Dios del templo visible, que no regresaría durante un largo período. La característica  mencionada acerca de los querubines, que estaban "llenos de ojos", aunque omitida en la visión anterior, no es una diferencia, sino un detalle más específico, observado por Ezequiel ahora al inspeccionar más de cerca. Además, aquí no hay arco iris (el símbolo de la misericordia después del diluvio de la ira) como en la anterior; porque aquí el juicio es el pensamiento prominente, aunque el marcado del remanente, en  muestra que había misericordia en el fondo.

Los querubines, quizás, representan a la humanidad redimida, combinando en sí misma las formas más elevadas de la vida subordinada de las criaturas. Por lo tanto, están asociados con los 24 ancianos y se distinguen de los ángeles (Apocalipsis 5:1 ). Se paran sobre el propiciatorio del arca y, sobre esa base, se convierten en la morada de Dios, desde donde Su gloria debe brillar sobre el mundo. Las diferentes formas simbolizan las diferentes fases de la Iglesia. De esta manera, el Evangelio cuadriforme, en el que el Salvador encarnado ha alojado la revelación de sí mismo en una perspectiva de cuatro partes, y desde el cual Su gloria brilla en el mundo cristiano, corresponde al trono simbólico desde el cual Él brillaba sobre la Iglesia judía.

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