Génesis 6:7

Y dijo Jehová: Destruiré de sobre la faz de la tierra al hombre que he creado; tanto los hombres como las bestias, los reptiles y las aves del cielo; porque me arrepiento de haberlos hecho.

Y el Señor dijo. Aquí el Señor (Yahvé) se identifica con Dios ( ' Elohiym ( H430 )), que creó al hombre; y en la narración posterior del diluvio, se dan numerosos casos de intercambio de los nombres divinos, como si tuviera el propósito de llamar la atención sobre el hecho de que el mismo agente Todopoderoso presidía tanto los actos creativos como la dispensación diluviana.

Destruiré al hombre que he creado. Conforme a una teoría ya notada, este versículo ha sido traducido: `Destruiré a los adamitas que he creado de sobre la faz de la tierra (región); desde Adamita hasta las bestias, los reptiles y las aves del cielo.' Esta versión es inadmisible, por las razones ya expuestas (ver la nota en Génesis 6:2 ).

La denuncia se hizo en referencia, no a una parte de la humanidad, sino a toda la raza humana; porque la violación universal del orden establecido para la felicidad y el progreso del hombre, junto con el continuo desprecio y abuso del tiempo de gracia que le había sido concedido, había hecho imperiosamente necesaria una vindicación del carácter y gobierno divinos; y aunque en este primer anuncio no se especificó la manera precisa en que el hombre había de ser destruido, se dijo claramente que se haría de manera que la terrible dispensación se manifestara inequívocamente como una imposición judicial.

Esta destrucción incluía tanto a los profesantes de la verdadera religión como a los profanos e impíos. Incluso "los hijos de Dios" estaban bajo el dominio de la carnalidad, y eran adictos a toda maldad. La merecida venganza debía alcanzarlos en común con los demás. En el curso habitual de la Providencia, los animales inferiores se ven frecuentemente involucrados en las calamidades que acontecen al hombre, como la peste, el fuego o el diluvio; y para demostrar la intensidad de la ira divina, se previó claramente que, habiendo sido creados por causa del hombre, compartirían en este momento su castigo demoledor.