Hechos 18:1

Después de estas cosas, Pablo partió de Atenas y vino a Corinto;

Pablo, llegando a Corinto, establece su morada con Aquila, (18:1-3)

Después de estas cosas Pablo - o 'Y él' (las autoridades para ambos son casi iguales)

Partió de Atenas y vino a Corinto. Esta ciudad, célebre tanto en la historia clásica como en la más antigua de la Iglesia, era de la más alta antigüedad, remontándose a la más antigua historia griega auténtica. Estaba situado en el istmo entre los mares Egeo y Jónico, teniendo justo enfrente (en el lado sur) una ciudadela natural de roca que se elevaba 2.000 pies sobre el nivel del mar, llamada Acrocorinthus.

Fue un lugar de gran fuerza militar hasta que, en sus luchas con Roma, quedó tan arruinado que llegó a ser tan proverbial por su pobreza como antes por su riqueza y magnificencia. Julio César, sin embargo, apreciando su gran fuerza natural desde el punto de vista militar, y sus ventajas como emporio de comercio, la convirtió en colonia romana; y por el estímulo dado a la población, el comercio y el arte, pronto se elevó aún más que su antiguo esplendor.

Se convirtió en la capital de la provincia romana de Acaya y fue la residencia del procónsul. Pablo llegó ahora a esta Corinto reconstruida: el centro del comercio tanto para el este como para el oeste, con una población judía considerable, y probablemente mayor en este momento de lo habitual, debido al destierro de los judíos de Roma por Claudio César.

Tal ciudad era un campo noble para el Evangelio, que, una vez establecido allí, naturalmente se difundiría por todas partes. Sin embargo, el cristianismo tenía enemigos formidables que vencer antes de poder asegurarse un punto de apoyo en Corinto. Tuvo que luchar igualmente contra las tendencias especulativas de la clase más intelectual y la sensualidad refinada por la que Corinto se convirtió en un proverbio incluso en Grecia, una sensualidad que incluso estaba revestida de un carácter sagrado y empleada en los servicios de la religión.