Y siempre, de día y de noche, estaba en los montes y en los sepulcros, llorando y cortándose con piedras.

Y siempre, de día y de noche, estaba en los montes y en los sepulcros, llorando y cortándose con piedras. Terrible como era para los demás, él mismo soportó una miseria indecible, que buscó alivio en lágrimas y torturas autoinfligidas.

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