El cual, habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

El cual, habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. La única perla de gran precio, en lugar de ser encontrada por accidente, como en el primer caso, es encontrada por alguien cuyo negocio es buscar tal, y quien la encuentra justamente en el camino de buscar tales tesoros. Pero en ambos casos se reconoce por igual el valor supremo del tesoro, y en ambos se parte todo por él.

El objeto de esta breve parábola es el mismo que el de la cizaña y el trigo. Pero como sus detalles son menos, su enseñanza es menos rica y variada.

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