Y tú, oh torre del rebaño, la fortaleza de la hija de Sión, hasta ti vendrá, sí, el señorío primero; el reino vendrá a la hija de Jerusalén.

Y tú, oh torre del rebaño. Siguiendo la metáfora de las ovejas (nota), Jerusalén es llamada la "torre", desde la cual el Rey y Pastor observa y guarda Su rebaño: tanto la Jerusalén espiritual, como la Iglesia, ahora, cuya elevación en forma de torre es la de la doctrina y la práctica ( "Tu cuello es como la torre de David"), y el literal de aquí en adelante.

En los grandes pastos era habitual erigir una alta torre de madera para vigilar el rebaño. Jerónimo toma la palabra hebrea para 'rebaño', Eder o Edar, como un nombre propio, a saber, un pueblo cerca de Belén, para lo cual se pone, siendo tomada Belén para representar el linaje real de David ( cf., "la torre de Edar"). Pero las palabras explicativas, "el fuerte atrevimiento de la hija de Sion", confirman la versión en inglés.

La fortaleza de la hija de Sión - "fortaleza", en hebreo, 'Ofel', una altura inexpugnable en el monte de Sion ("en el muro de Ofel (margen, la torre) él (Jotam) edificó mucho", "él (Ezequías) rodeó Ofel;", "los netineos habitaron en Ofel").

A ti vendrá, incluso el primer dominio, es decir, el dominio que antes ejercías por ti volverá a ti.

El reino vendrá a la hija de Jerusalén - más bien, 'el reino de la hija de Jerusalén vendrá (otra vez):' como lo fue bajo David, antes de ser debilitado por la secesión de las diez tribus.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad