Y Aarón dijo a Moisés: Ay, señor mío, te ruego que no hagas recaer sobre nosotros el pecado en que hemos obrado neciamente, y en que hemos pecado.

Ante la sumisión humilde y penitente de Aarón, Moisés intercedió por los dos infractores, especialmente por Miriam, que fue restaurada; no obstante, no hasta que se convirtió, por su exclusión, en un ejemplo público

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