La sabiduría del prudente es entender su camino: pero la necedad de los necios es engaño.

La sabiduría del prudente (es) comprender su camino: lo que debe hacer y cómo comportarse: no hacer nada precipitadamente, sino con el juicio de regreso; comprender lo que le incumbe por su vocación; no ser sabio en los asuntos y deberes de los demás y, sin embargo, sentir en los propios: comenzar por uno mismo, cuáles son los pecados que más nos acosan, cuáles son nuestros peligros y cómo afrontarlos.

 Pero la locura de los necios (es) engaño. Su locura son sus engaños astutamente ideados de los que se enorgullecen como golpes maestros de sabiduría. El sabio busca por medios honestos, es decir, por el orden concienzudo de su vida; el necio busca con engaño.

El engaño del sentir se practica para ganar riquezas y poder: este "engaño" se opone a la "comprensión", pues mientras engaña a los demás, no comprende que todo el tiempo se engaña a sí mismo.

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