¿No soy libre? El apóstol en este lugar desea enseñar a los corintios, cuán cuidadosos y solícitos deben ser para no dar motivo de escándalo al prójimo, y cuán ansiosos por su bienestar espiritual, informándoles que como se negó a tomar incluso lo que tenía justo, como ministro del altar, es decir, vivir junto al altar, por lo que deben hacer lo mismo, absteniéndose incluso de las cosas lícitas, por el bien de la religión.

(Estius) --- ¿No soy apóstol? &C. San Pablo aquí, en el versículo 20, responde a esas reflexiones que los nuevos predicadores de Corinto hicieron contra él y Bernabé, como si fueran sólo una clase inferior de apóstoles. A esto responde, que había visto a Jesucristo, que se le apareció. Les dice a los corintios, que al menos, deben respetarlo como su apóstol, que los había convertido.

Él les dice que cuando alguien pregunte acerca de su apostolado, él tiene esto que decir por sí mismo, que no solo trabajó como apóstol para convertirlos, sino que también trabajó sin tomar de ellos lo que pudiera proporcionarle a él y a sus compañeros lo necesario, en cuanto a carne y bebida. Insiste en esta circunstancia particular, para mostrar que no predicó a Cristo para obtener ganancias; y al mismo tiempo trae siete u ocho pruebas para mostrar que él, y todos los que predican el evangelio, tienen el poder y el derecho de ser mantenidos con lo necesario por aquellos a quienes predican.

1. Tenía un título que debía ser provisto con lo necesario, como apóstol. 2. Y por ellos, como su apóstol. 3. Por el ejemplo de un soldado, que tiene derecho a ser pagado: de un labrador, que tiene derecho a participar del fruto de su trabajo: de un pastor, alimentado con la leche del rebaño. (ver. 7) 4. Presenta el ejemplo de los que trillaban o pisoteaban el trigo con bueyes, como era costumbre antiguamente, que los trilladores, e incluso los bueyes, cuando trillaban el trigo, no debían ser amordazado según la Escritura, (Deuteronomio xxv.

) pero debían comer y ser alimentados con maíz o paja; muchos más hombres que trabajan serán alimentados con el fruto de sus labores. (ver. 8. 9. 10.) 5. Nada es más razonable que proveer a aquellos con cosas corporales y temporales, que trabajan para procurar bendiciones espirituales y eternas para otros. (ver. 11.) 6. Los que predicaron a los corintios después de San Pablo, fueron mantenidos por ellos; ¿No tenían él y Bernabé tanto derecho como ellos? (ver.

12.) 7. Lo muestra con el ejemplo de los ministros y sacerdotes en la ley de Moisés, que participaron de los sacrificios y de las víctimas ofrecidas, y que, sirviendo al altar, vivían junto al altar. (ver. 13.) 8. Trae la autoridad de nuestro Salvador Cristo, quien dijo a sus apóstoles, (Mateo x. 10.) que un obrero es digno de su comida, o de su recompensa, como se dice, Lucas X. 7. Pero San Pablo los recuerda (ver.

15.) que no hizo uso de su derecho, en cuanto a ninguna de estas cosas: que no escribe de esta manera, para obtener o tener algo de ellas en lo sucesivo: no, hace cálidas protestas, dice San Juan Crisóstomo, [1] que no tomará nada de ellos; que predicará sin poner a otros a ningún costo; (ver. 18.) que no aceptará nada, no sea que por eso ponga algún obstáculo al evangelio, o le dé a alguna persona la ocasión de decir que predicó para obtener ganancias.

Les dice que es mejor para él morir que, tomando cualquier cosa de ellos, anular esto, de lo que tiene que gloriarse, y justificarse contra sus adversarios calumniadores: el sentido es que él está dispuesto gastar su vida, así como sus labores entre ellos, antes que en estas circunstancias recibir alguna recompensa temporal de ellos. Sin embargo, cuando las circunstancias fueron diferentes, recibió a los filipenses (Filipenses IV.

15.) suficiente para suplirlo en sus necesidades. También les dice aquí que no pretende gloriarse de jactancia por haber predicado: esto es un deber necesario. --- Porque si hago esto de buena gana, tengo una recompensa. El sentido parece ser que, si hago este oficio con alegría y con la recta intención de agradar sólo a Dios, tendré preparada una copiosa recompensa para tal trabajador: si de mala gana, de manera imperfecta y no con una intención pura, no puedo. esperar tal recompensa; aunque todavía se me ha confiado una dispensación; es decir, siempre es mi deber predicar.

Otros, de buena gana, entienden cómo se hace de una manera tan perfecta, que no reciben nada, y de mala gana, cuando apenas lo harían, al menos con tanto celo, a menos que recibieran lo que los mantuviera. (Witham)

[BIBLIOGRAFÍA]

San Juan Crisóstomo, griego: om kb, p. 382. Griego: meta sphodrotatos arneitai.

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