En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios (es decir, a todos los hombres, y especialmente a los fieles, que son hechos sus hijos adoptivos) cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos, porque estas dos ramas de la caridad, el amor de Dios y del prójimo, son inseparables: el uno es conocido y probado por el otro. (Witham)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad