(2) En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus (c) mandamientos.

(2) El amor al prójimo depende del amor con que amamos a Dios, que este último debe ir antes que el primero: de lo cual se sigue que eso no se debe llamar amor, cuando los hombres se ponen de acuerdo para hacer el mal, ni que, cuando amamos a nuestro prójimo, no respetamos los mandamientos de Dios.

(c) No hay amor donde no hay verdadera doctrina.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad