Un caballo blanco, como el que solían montar los conquistadores en un solemne triunfo. Esto se entiende comúnmente de nuestro Salvador, Cristo, quien, por sí mismo y sus apóstoles, predicadores, mártires y otros santos, triunfó sobre todos los adversarios de su Iglesia. Tenía un arco en la mano, la doctrina de su evangelio, que traspasaba como una flecha el corazón de los oyentes; y la corona que le fue dada, fue una señal de la victoria del que salió vencedor, para poder vencer.

(Witham) --- El que está sentado sobre el caballo blanco es Cristo, que sale para someter al mundo por su evangelio. Los otros caballos que siguen representan los juicios y castigos que iban a caer sobre los enemigos de Cristo y su Iglesia: el caballo rojo significa guerra; la hambruna del caballo negro; y el caballo pálido (que tiene la muerte por jinete) plaga o pestilencia. (Challoner) --- Caballo blanco; verbigracia. Jesucristo, que vino a someter a todas las naciones a la fe.

El arco significa el evangelio y la palabra de Dios, esos brazos poderosos de los que San Pablo habla tan a menudo, como tan necesarios para todos los que están comprometidos en llevar las almas a la fe de Cristo. La corona marca el poder soberano de Jesucristo y la seguridad de la conquista. (Cornelius; Bossuet; Du Pin)

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