Un anatema. Es decir, una cosa maldita y dedicada a la destrucción total. (Challoner) --- Sólo el metal que se encontró, fue consagrado al Señor, (ver. 19,) y la familia de Rahab se salvó. Al dedicar cosas, la persona que imponía la maldición, podía extender su operación como quisiera. En algunas ocasiones, todo iba a ser destruido; en otros, algunas cosas se conservaron, Deuteronomio ii. 34. y Levítico xxvii. 21. (Calmet) --- Esta primera ciudad, que los israelitas atacaron, fue tratada con peculiar severidad, para aterrorizar al resto.

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