Si te lo has llevado. Pensando en él, como comenta el evangelista, como el jardinero, ¿cómo es que, sin decir a quién buscaba, pregunta si se lo había llevado? Porque tal era el ardor de su amor, que no podía imaginar que nadie pudiera pensar en otro que no fuera él, de quien su propia mente estaba tan llena. (San Gregorio, hom. Xxv. En Evan.)

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