Pon tu dedo aquí. Cristo, para mostrar que lo sabía todo, hizo uso de las mismas palabras con las que Santo Tomás había expresado su actitud incrédula. Nuestro bendito Redentor quería que la marca de la lanza y las huellas de los clavos permanecieran en su cuerpo glorificado, para convencerlos de que era el mismo cuerpo: y que pudieran ser para siempre marcas de su victoria y triunfo sobre el pecado y el demonio.

El evangelista no dice que Santo Tomás fue y tocó el cuerpo de Cristo, aunque es muy probable que hizo lo que se le ordenó. Pero, ¿cómo podía sentirse o ser palpable un cuerpo que entraba cuando las puertas estaban cerradas ? San Juan Crisóstomo [2] responde que Cristo en ese momento permitió que su cuerpo fuera palpable y resistir a otro cuerpo, para inducir a Santo Tomás a creer en la resurrección; y que cuando le agradaba, no se podía sentir su cuerpo.

De la misma manera, su cuerpo era visible o invisible, como tenía la voluntad que debía ser. En resumen, podía comer ante sus ojos, aunque no necesitaba ningún alimento. Ver San Agustín.

No seas incrédulo, sino fiel. En griego, no seas incrédulo, sino creyente. --- Mi Señor y mi Dios; es decir, te confieso que eres mi Señor y mi Dios; y con el artículo griego, ser él, es decir, el Señor y el Dios. (Witham)

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