De ahí que veamos cuán impía es la doctrina de quienes dicen que Dios es el autor del pecado. Cristo no le dijo a la mujer: No condeno tu pecado; o, ve y vive ahora como quieras, te libraré de todo castigo debido a cualquier pecado que cometas; pero él solo dijo: Vete, y de ahora en adelante no peques más: preservando así su virtud amable de clemencia, y todavía no alentar el vicio. (San Agustín)

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