Para todos los que leen, es evidente que San Juan [el Bautista] no sólo predicó el bautismo, sino que también lo confirió a muchos; sin embargo, no pudo dar el bautismo para la remisión de los pecados. (San Gregorio, hom. Xx.) --- Cuando la víctima aún no había sido inmolada, ¿cómo podían obtener la remisión de los pecados? ¿Cómo diría San Lucas, predicando el bautismo de penitencia, para remisión de los pecados? Los judíos ignorantes sin considerar la grandeza de sus transgresiones, St.

Juan vino exhortándolos a reconocer sus pecados y a hacer penitencia por ellos; para que, convertidos y verdaderamente contritos, puedan buscar a su Redentor y así obtener la remisión de sus ofensas. (San Juan Crisóstomo, hom. X. En Mateo) --- De estas palabras se originó una opinión, que el bautismo de Juan perdonó los pecados. Así Prudencio, en su himno sobre San Juan: Hortatur ille primus, et Doctor novæ

Fuit salutis, nam sancto en flumine

Veterum pictas lavit errorum notas.

La falacia de este sentimiento, ahora universalmente explotado, puede detectarse en dos pasajes de la Escritura: 1. Donde el mismo Juan declara que no bautiza con el Espíritu Santo; y en segundo lugar, en los Hechos (Cap. xix), donde San Pablo ordena que sean rebautizados aquellos que sólo habían sido bautizados por Juan y no habían oído hablar del Espíritu Santo. Debemos entonces concluir, que el bautismo de San Juan fue solo una ceremonia o iniciación, por la cual se inscribieron como sus discípulos, para hacer penitencia, como preparación para la remisión de los pecados por medio del segundo bautismo, a saber. de Jesucristo. (Jansenius, Evan. Conc.)

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