La recompensa de un profeta. Es decir, participará de la recompensa de un profeta, o recibirá la misma recompensa que un profeta; como, de acuerdo con la ley de David, (1 Reyes, Cap. xxx, ver. 24,) El que descendió a la batalla, y el que se quedó con el bagaje, compartieron por igual. Así que Saulo, mientras guardaba las ropas de los que apedrearon a Esteban, lo apedreó a manos de todos, como observa San Agustín. (Menochius)

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