Entonces el rey mandó llamar a los magos, a los hombres instruidos en la lengua y la literatura caldea, y a los astrólogos, a los que eran maestros de encantamientos, y a los hechiceros, a los hombres que empleaban la brujería, y a los caldeos, los más nobles y más exaltado entre la clase más alta de hombres influyentes en el reino, para mostrarle al rey sus sueños, para contarle el contenido de su sueño que no podía recordar. Entonces vinieron, en obediencia a su llamado, y se presentaron ante el rey.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad