Y ellos no entendieron nada de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, ni sabían lo que se decía.

El Señor había hablado dos veces muy explícitamente de su Pasión venidera, pero los discípulos no habían entendido la referencia: aquí tomó a los Doce a un lado y se colocó a sí mismo a la cabeza de ellos como su Campeón e intrépido Líder. Luego les dio una profecía completa acerca de Su Pasión, enumerando las diversas características sobresalientes. A Jerusalén se dirigían, allí iba a tener lugar la gran tragedia. Allí se cumplirían todas las profecías del Antiguo Testamento sobre el sufrimiento y la muerte del Siervo del Señor, del Mesías; Todo le sucedería al Hijo del Hombre, como está escrito en los profetas: Entregado en manos de los gentiles, ridiculizado y burlado, tratado con desprecio, escupido.

Pero siempre, al final, la certeza definitiva de Su resurrección al tercer día. Sin embargo, a pesar del relato detallado, los discípulos no entendieron ninguna de estas cosas, ya que todo el asunto se les ocultó, no tenían la menor idea de lo que realmente se trataba. Simplemente se acurrucaron alrededor de Él, mientras el asombro y un pavor indefinible se apoderaban de ellos, como de un desastre inminente. "A pesar de toda la información que Cristo les había dado acerca de este terrible tema, todavía no podían comprender completamente cómo debía sufrir el Mesías; o cómo su Maestro, cuyo poder sabían que era ilimitado, permitiría que judíos y gentiles atormentaran y mataran Él como Él insinúa aquí que lo harían ".

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