Y a menos que esos días se acorten, no se salvará ninguna carne; pero por causa de los elegidos esos días serán acortados.

Naturalmente, tales circunstancias serían especialmente desagradables y peligrosas para las mujeres que estaban a punto de ser madres o que acababan de convertirse en madres, ya que la huida rápida se vería acompañada de muchas dificultades. Otra posibilidad maligna sería que el tiempo de vuelo cayera en la temporada de invierno, cuando el clima aumentaría aún más las dificultades y penurias del viaje. Y si la huida cayera en sábado, cuando una falsa comprensión de la voluntad de Dios pudiera poner en peligro sus vidas, o si ocurriera en un año sabático, cuando la tierra estaba en barbecho, podrían tener problemas para obtener la comida necesaria en el camino.

Todos estos factores tenderían a resaltar aún con más fuerza las tribulaciones extraordinarias, las grandes angustias de ese período en la historia de los judíos; Dios estaría derramando las copas de su ira en plena medida sobre su ciudad y nación. Si Dios no atemperara la justicia con misericordia y piedad, todo el pueblo sería consumido en la destrucción general. Pero aun en medio de su ira tiene compasión; por amor a su pueblo, los creyentes en él, acortará el tiempo del castigo, para que no perezcan todos.

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